En el
umbral de la casa solariega
Se siente
crujir la brisa susurrante
Musas
llegan para mirarte
Están
pendientes de la entrega
Refrescan
los cuerpos cansados
Al paso
fugaz de mariposas
Las
cerillas se agitan con las rosas
Danzara la
libélula en las aguas
Abriremos
los jardines del ensueño
Sembrando el
amor en la casa solariega
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